Renta universal, ¿la vía para garantizar el futuro del trabajo?

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Como hemos dicho tantas veces, creemos que en el futuro, las empresas serán líquidas, y los empleados, trabajarán por proyectos (con lo que ello implica). El trabajar a tiempo completo tenderá a desaparecer para muchas profesiones, no habrá la estabilidad salarial con la que hoy cuentan muchos trabajadores por cuenta ajena, y además, la frontera entre los hobbies y las obligaciones no será sencilla de delimitar.

En esa situación, ¿es necesaria una renta universal?

Renta universal, ¿la panacea del futuro del trabajo?

A raíz de la propuesta que hace años hizo la eurodiputada Mady Delvaux, el Parlamento Europeo pidió en 2017 a la Comisión Europea que estudiase legislar sobre robótica e inteligencia artificial. En dicha propuesta se incluían cuestiones como la responsabilidad de los robots, estándares éticos, la renta universal o la opción de que los robots pagasen impuestos para paliar los efectos negativos derivados de la probable destrucción de puestos de trabajo.

Y es que aunque hay empleos nuevos que aún no han nacido, los robots más sofisticados no sólo reemplazarán tareas repetitivas sino que también podrían realizar trabajos de cuello blanco.

En ese sentido, la eurocámara se ha pronunciado y, aunque ha aceptado abrir el debate sobre la responsabilidad de los autómatas más sofisticados, o la creación de un código ético para la UE, rechazó la opción de que los robots más sofisticados pagasen impuestos.

Sobre este tema hay opiniones de todo tipo, desde Bill Gates -quién afirmó hace poco que “si un robot reemplaza el trabajo de un humano, éste debería de pagar impuestos”, hasta la propia Federación Internacional de Robótica (IFR) que creen que “la idea de introducir un impuesto a los robots habría tenido un impacto muy negativo sobre la competitividad y el empleo”.

Que antes o después los robots acaben siendo nuestros compañeros de trabajo es un hecho cuyas implicaciones preocupan -y mucho- a la Unión Europea. Y es que durante los últimos años, el Parlamento Europeo ha estado debatiendo acerca de la posibilidad de atribuir algún tipo de personalidad jurídica a los robots, a raíz de una propuesta efectuada el pasado mes de mayo por la eurodiputada Mady Delvaux. En ella, se proponía la creación de un estatuto jurídico específico para que los robots autónomos más sofisticados tengan la condición de personas electrónicas.

Son muchas las preguntas que se derivan de todo ello: ¿Quién asumiría en este hipotético caso la responsabilidad de las acciones?, ¿qué pasará cuando haya una negligencia o exista un delito fruto de las acciones del robot?, ¿ quedarán exonerados de responsabilidad los fabricantes y programadores del autómata en caso de que los robots tengan personalidad jurídica?

El 24 de mayo de 2017, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (en adelante OCDE) presentó el informe ¿Qué cambiaría con una renta universal? En dicho informe, se analiza la situación de Italia, Francia, Finlandia y Reino Unido, hipotetizando sobre las consecuencias de aplicar un salario universal a todos los adultos y menores, exceptuando jubilados.

Durante ese mismo año, en otros países se hicieron pruebas en ese sentido. En Finlandia se experimentó pagar la misma renta a todo el mundo (2000 desempleados), en Canadá el 50% de lo que cada individuo ganase de su trabajo…

Y lo que se demuestra de este estudio -y para esos países analizados, es que cuanto mejor sistema de ayudas sociales y redistribución de la renta exista, menos efectiva parece ser la aplicación de la renta universal.

En otro estudio del BBVA Research, se estimaba que el coste anual de aplicar en España la Renta Universal supondría 7.471€ por adulto, y 1.492€ por cada menos de edad. Una de las conclusiones era que “la renta básica universal tiene ventajas pero también costes muy elevados, lo que da lugar a un dilema entre generosidad y presión fiscal”

Por otro lado, el Foro de Davos estimaba antes de la pandemia, que en 2020, desaparecerían 5 millones de empleos en todo el mundo, independientemente del puesto, y que expone un futuro del trabajo donde podríamos vernos sustituidos por la Inteligencia Artificial (IA) y los robots.

En ese sentido se pronunciaba Elon Musk, viendo a este salario universal como una oportunidad: «Necesitamos una renta básica universal; los robots se quedarán todo el trabajo»


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